sábado 25 de marzo del 2023

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Más de 11.000 personas visitan la exposición La Isla Sumergida en el Castillo de San José

La Sala de Exposiciones Temporales del MIAC en el Castillo de San José ha recibido en estas últimas semanas la visita de 11.430 personas para contemplar la exposición La Isla Sumergida, del fotógrafo Javier Reyes.

 

La consejera delegada de los Cacts, Ástrid Pérez, ha indicado que desde ahora esta importante colección de fotografías de la Isla recorrerá diferentes galerías y centros culturales del Archipiélago canario.

El pasado 26 de noviembre se inauguraba esta exposición del fotógrafo lanzaroteño Javier Reyes (Haría, 1926), que permaneció abierta al público hasta finales del pasado mes de enero. La muestra reúne un importante número de obras extraídas de entre los miles de negativos que el autor conservaba y que por vez primera pueden ser disfrutadas en su conjunto de manera extensa. El trabajo realizado por Reyes durante más de dos décadas en Lanzarote es una colección de gran valor documental que recoge el retrato de una población rural aislada con la mirada de quien participa de esa realidad.

Javier Reyes se inició en la práctica profesional de la fotografía a los 18 años de forma casual, preparando más tarde en un rincón de su casa de Haría -donde aún reside- un modesto estudio con escasos recursos técnicos, por donde pasó prácticamente toda la población del norte de la isla, que en ese momento contaba con cinco mil habitantes. Entre 1943 y 1972 Javier Reyes practicó el retrato de forma autodidacta y fotografió escenas de la vida cotidiana a través de diferentes acontecimientos y actividades sociales, las fiestas, los bailes, los encuentros de amigos, las excursiones por mar, las ceremonias religiosas, las visitas ilustres o los deportes.

Las imágenes de esta exposición surgen en un contexto histórico de posguerra agudizado por el aislamiento exterior que padece Lanzarote, a lo que se suma unas pésimas condiciones de transporte -hasta los años 60 sólo funcionaban dos barcos de vapor semanales que enlazaban con Gran Canaria y el aeropuerto empezó a funcionar regularmente- y las inexistentes telecomunicaciones -el teléfono llegó de forma masiva en los 70-.

 

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