Lanzarote fue declarada por la UNESCO Reserva de la Biosfera el 7 de octubre de 1993. Siete mil quinientos nueve días después parece haber motivos suficientes para replantearse muchas cosas.
En su momento se dijo que la proliferación de hoteles ilegales en la isla podría influir en el título conseguido en el año 93. En la actualidad se habla del daño que haría en las costas de Lanzarote y Fuerteventura la llegada de piche procedente de las posibles prospecciones petrolíferas. Más cerca, en estos días, un simple paseo por la zona de Famara puede plantear las mismas dudas.
Basura, sal, aceite, vinagre, balones desahuciados, sillas maltrechas, mesas, restos de asaderos alegales, botellas de plástico y de cristal, latas desperdigadas, tetra bricks de la merienda de los chinijos y bolsas de basura que alguien se cansó de llenar. Puede parecer que todo ello se encuentra al pasear durante varios kilómetros pero no, es mucho más incívico. Todo ello en un solo punto.
Al final va a ser verdad que donde llega el hombre y su coche, todo se degenera. La isla es finita, tiene límites geográficos más que evidentes y si los habitantes no la cuidan el futuro es predecible y con tintes grisáceos. La fotografía habla sin necesidad de más palabras. Que la conciencia de cada uno actúe por el bien del futuro de Lanzarote.
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